Aja, aunque la vida se fue,
yo ya he perdido la fe,
yo ya he perdido la fe,
r-a-p-s-u-s, el Gordo del Funk.

He caído ya mil veces, mil una me he levantado
he navegado entre versos soñando que me has besado
he caído entre las garras de un infierno mental
he caído, pero créeme, volví a levantar,
he estao tirado, flotando en el medio del mar
hasta he vivido en un desierto sin poder respirar
he sido victima y verdugo del amor y he estado pensando
vuelvo a salir a flote cuando me hundo en el fango,
estoy ganando una batalla a la vida
aunque la perdí tantas veces nunca la di por perdida
créeme, el desequilibrio me obliga
a estar constantemente atento a lo que el corazón diga,
he buceado en palabras y he evitado el caballo
¿soy invencible?, no, yo soy el canto que despierta al gallo
cada vez que riego mis plantas refuerzo el tallo
ya lo dije entonces, rapeo hasta cuando callo,
mas yo no busco una medalla
y escritos son las flores sobre el papel que es el campo de batalla
cuando recito mis penas son bautizadas
por los siglos de los siglos de lágrimas no lloradas
que se esconden en temores y entre miedos
la sabia religión de cuyo clero lleva al boli entre los dedos
de los cielos que he probado me quedaba con el tuyo
del murmullo camuflado entre los gritos del orgullo.

Y aunque la vida se fue,
pero he encontrado la esperanza y he perdido la fe,
mas sabes que no te miento,
que lo llevo meditando hace tiempo.

Me he levantado mil veces, mil y una que me he caído
me he perdido entre los versos soñando que me has querido
he perdido tanto que soy un experto en amor
lo se perder con la misma facilidad que el valor,
sigo escribiendo, pidiendo a un dios en el que no creo
que me recuerde que mi lengua muerde en cada rapeo
he jurado y perjurado en hebreo buscando ayuda
y en patera cruzo la frontera de otro mar de dudas
del triángulo de las Bermudas
me miras, disimulas, pero mira, he conocido a tanto Judas
que no me sorprendo, honor de compra y venta,
banal cual candidato del zapato de cristal de cenicienta,
preparado para la tormenta como Atila y caballo
¿soy invencible?, no, yo soy el canto que despierta al gallo
pido, me perdonen, señores si tengo un fallo
yo no soy tu rey, oye reina, soy tu vasallo,
pero no pierdo ni un detalle,
que me calle es imposible, me crecí en un valle y me he crié en la calle
he pasado tantos estados mentales que ya
hasta Sidartha le escribió una carta a mi libertad
donde se esconden los complejos los temores,
los dolores en un alma, fracasos y desamores,
los colores inauditos en un alma sin fe
pero desde hace tiempo que ya ni se, ni se, ni se...

Y aunque la vida se fue,
pero he encontrado la esperanza y he perdido la fe,
mas sabes que no te miento,
que lo llevo tatuado hace tiempo.